Para
muchos padres, “jugar” ha arrastrado un sinfín de connotaciones negativas
durante años en el ámbito del aprendizaje. Cuando hablamos de “jugar” o de “tiempo
de juego” en la educación, muchos opinan que no es apropiado jugar en el aula,
ya que no es una buena manera de aprender. Pero nada más lejos de la realidad. Se
habla de jugar como si de una deficiencia grave del aprendizaje se tratara.
Pero para los niños, el juego es un aprendizaje muy serio. Jugar es realmente su
“trabajo” durante la infancia.
Recordad
vuestra niñez. ¿No queríais jugar todo el tiempo?
¿No
sería genial tener esto mismo en el aula hoy en día?
¿Pero por qué es necesario jugar?
El juego ofrece muchos aspectos positivos desde el
punto de vista del aprendizaje.
Cuando los niños juegan:
• Desarrollan
habilidades como la confianza.
• Fortalecen
las relaciones con los demás.
• Desarrollan
habilidades creativas.
• Solucionan problemas mientras se divierten.
• Aprenden a ser flexibles.
Los niños que juegan aprenden a cuestionarse las
cosas, a predecir un resultado y a evaluar sus predicciones a través del proceso
del juego.
Mientras juegan, se enfrentan a desafíos, e incluso
los disfrutan. A través del juego se construyen excelentes habilidades sociales
y emocionales, lo que ayuda a crear una cultura donde se valoran estas habilidades
en la escuela. Probablemente uno de los aspectos más importantes del juego es
la manera en la que se gestionan los fallos y errores como aspectos no punitivos,
lo que garantiza la oportunidad de aprender de lo que no salió bien. Y sí,
jugar significa diversión. Para los niños, jugar es un trabajo serio, pero
también es un trabajo divertido. Jugar da valor tanto al proceso de aprendizaje
como al producto o resultado.
¿Cómo sería la “ecuación del juego”?
Mi propuesta sería esta:
Jugar = anticipación + sorpresa + diversión + comprensión
+ fuerza
Y podemos desglosar esta ecuación y convertirla en emociones
para entenderla mejor. Por ejemplo, la anticipación está asociada con el interés,
la preparación y, en última instancia, el asombro. La comprensión se asocia a la
empatía, la habilidad y la maestría.
¿No sería genial trabajar en un aula donde generamos
conceptos como alegría, ingenio, despertar, equilibrio o curiosidad?
Para fomentar estos elementos de juego, lo realmente
importante es crear un tiempo para jugar.
Todos los alumnos son niños, y por ello necesitan
tiempo para jugar. Aunque el juego puede parecer diferente en niños pequeños y
mayores, todos los niños quieren jugar, y podemos utilizar el juego para
motivar a nuestros pequeños a ser creativos, a colaborar y aprender. Además, no te
olvides de jugar como educador o educadora, porque también lo necesitas.
¡Vamos a divertirnos, fallar, seguir
adelante y avanzar!
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