¿Cuáles son para ti las palabras mágicas que debemos decir a nuestros hijos?
Te quiero, por favor, gracias, perdóname, lo siento… son todas palabras de respeto y aprecio. Y, desde mi punto de vista, debemos usarlas para fomentar el respeto y el aprecio en la relación madre o padre-hijo.
Además recuerda: la manera de enseñar a tu hijo “por favor” y “gracias” es decírselo tú mismo.
Queremos que nuestros hijos sean amables y educados, que pidan las cosas por favor, que den las gracias, que sepan pedir perdón y decir lo siento cuando se equivocan y otras cosas similares. Es lo que queremos la gran mayoría de padres, pero también muchos de nosotros nos olvidamos de que este tipo de cosas se aprenden día a día, y que la mejor manera de enseñarlas es siendo nosotros su mejor ejemplo.
Deberíamos emplear te quiero, gracias, por favor, lo siento, perdóname cada día. Son las palabras más simples pero más poderosas y mágicas a la vez. ¿Pero por qué nos tan resulta difícil utilizarlas a veces?
Álex, mi hijo de 4 años, me dice que me quiere muy a menudo. Y siempre he aprovechado la ocasión para decírselo a él. Y ahora no hay día que no le diga cuánto le quiero, sin motivo, sin un por qué, sin que sea necesario que se haya portado bien o haya hecho algo concreto. Sin más. Un te quiero nunca sobra. Lo mismo que un gracias, por favor, perdóname y lo siento. Porque sí.
También le pido disculpas a mi hijo cuando considero que no hecho las cosas bien. Por haberle reñido sin razón, porque he levantado demasiado la voz porque en ese momento estaba un tanto estresada. ¿O es que los adultos no nos equivocamos? No te sientas mal ni débil por reconocer que te has equivocado. Simplemente pídele perdón. Hazle saber lo importante que es reconocer los errores y que lo sientes de verdad.
También puedes conseguir que tu niño se sienta necesario. Busca su ayuda siempre que sea posible. Frases como "Necesito tu ayuda para preparar la comida” o "Por favor, ¿me puedes traer la toalla?" son ejemplos para que tu hijo se sienta importante y valorado.
Además, ¿quieres que te pidan las cosas por favor y te den las gracias? Sé tú el primero en hacerlo. Nosotros somos el ejemplo. El uso continuado de estas grandes palabras va dando sus frutos. Es cierto que cuesta, pero la constancia y la paciencia son nuestras mejores herramientas.
La mejor manera de educar en valores positivos es predicar con el ejemplo.
