Los tarros relajantes o de meditación son fáciles de hacer y son una gran experiencia sensorial para los niños. La idea que representa el frasco es que el brillo de su interior simboliza los sentimientos del niño. Cuando tu hijo esté enfadado, frustrado o molesto por algún motivo, o simplemente esté cansado, puede utilizar el bote relajante para asentar sus emociones.
Para crear un bote relajante, si lo deseas puedes pedir ayuda a tus niños, ya que sólo hace falta:
- Un bote o tarro hermético o una botella de plástico transparente (para niños más pequeños)
- Agua caliente
- Pegamento con purpurina
- Purpurina normal
- Colorante alimentario (opcional)
En primer lugar, abrir el tarro y, a continuación, verter el pegamento con purpurina en agua y revolver hasta que se disuelva. El pegamento se disuelve con más facilidad en agua caliente, aunque no es necesario hervirla. Agregar todo el pegamento con purpurina y la purpurina deseada hasta que el tarro tenga el aspecto esperado. Ambos tardarán unos cinco minutos aproximadamente en asentarse en el tarro después de haber sacudido el bote. Una vez conseguida la apariencia deseada, es posible pegar la tapa del frasco con pegamento extrafuerte o de contacto para evitar que se abra.
El bote ya está listo para utilizarse. Cuando el niño esté alterado o incluso si tú estás nerviosa por cualquier motivo, podéis agitar el tarro y sujetarlo hasta que la mayor parte de la purpurina se pose en la parte inferior. Así conseguiremos calmarnos y podremos dar tiempo para hablar y acabar dándonos un megaabrazo. El tiempo que tarda la purpurina en asentarse proporciona un tiempo para calmarse. Y además es una buena opción para utilizarla con la mesa de luz. Como siempre, esperamos vuestros comentarios si os animáis.
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